El uso de aguas regeneradas surge como una solución a tener más en cuenta para diferentes aplicaciones.
SIMBOX RW es la solución al reuso de aguas
La escasez hídrica que sufre hoy Chile, especialmente la región de Valparaíso, es una de las más grandes de los últimos 10 años. Por eso, es muy importante buscar alternativas tecnológicas que puedan ayudar a solucionar este problema. Una opción que está tomando mucha fuerza en las costas nacionales es la desalinización de agua de mar, la cual es cada vez más empleada por los sectores sanitario y minero. Sin embargo, este proceso no es suficiente para dar respuesta a la sequía, por lo que el país debe buscar nuevas tecnologías y complementar la normativa. En ese escenario, el reúso de agua surge como una valiosa herramienta. A modo de contexto, Chile registra una gran variabilidad en la disponibilidad de agua para las diferentes zonas: para el centro-norte es de 800 m3 por persona al año, mientras que en el sur esa cifra alcanza los 10.000 m3. Lo anterior se debe a las marcadas diferencias que existen en precipitaciones, con un promedio anual de 1.525 mm/año en esta última zona con un alto nivel de escorrentía hacia los lagos y ríos.
Por otra parte, como destaca la figura 1, la matriz productiva del país está muy influenciada por la agricultura y la minería, fuertes consumidores de recursos hídricos.
OSMOSIS Y REÚSO
En nuestro país se desalinizan 5.619 litros por segundo (l/s) de agua de mar, liderando este ámbito en Latinoamérica y beneficiando a em
presas mineras, municipios y pequeñas comunidades. La tecnología usada en el proceso es osmosis inversa, que requiere altas presiones y membranas semipermeables. Es una alternativa viable para enviar el agua a cuencas o recargar pozos, entre otras soluciones al problema de escasez hídrica de la zona central.
Los costos del agua desalinizada mediante sistemas de osmosis inversa fluctúan entre 0,6 y 1,2 US$/m3.
Otra alternativa de recursos hídricos disponible en Chile es el agua regenerada, un efluente de buena calidad y una fuente confiable de suministro de agua.
La creciente demanda de agua dulce para necesidades urbanas, industriales y de riego ha generado un mayor interés en la reutilización de efluentes. Un agua regenerada es un agua residual doméstica que, como resultado de un proceso de tratamiento, es idónea para un uso beneficioso directo o un empleo controlado que no ocurriría de otro modo.
Desde el punto de vista técnico, las aguas regeneradas deben satisfacer la calidad requerida para cada caso y no afectar al ambiente que las recibe como tampoco la salud de los seres vivos que están en contacto con ella. La reutilización y la regeneración tienen un potencial para recuperar los recursos hídricos y disminuir la contaminación. Al respecto, cabe indicar que el 24 de febrero de 2021 fue aprobada en el Consejo del Instituto Nacional de Normalización la Norma Chilena 3483 para la clasificación de la calidad del agua regenerada para el reúso no potable.
SU TRATAMIENTO
Los procesos de tratamiento para la obtención de agua regenerada son individuales o combinados para lograr los objetivos de calidad del agua recuperada. Muchos factores pueden incidir en la elección de la tecnología para este proceso, destacando la aplicación que se le dará al agua reutilizada, los objetivos de calidad del agua recuperada, las características de la fuente hídrica de las aguas residuales, su compatibilidad con las condiciones existentes, y la flexibilidad del proceso, requisitos de funcionamiento, mantenimiento, opciones de eliminación de residuos y limitaciones ambientales.
En la figura 2 se detallan las tecnologías de regeneración de aguas más usadas según la Guía para la aplicación del Real Decreto 1620/2007 (España).
CONCLUSIONES
El reúso del agua es una solución muy relevante a considerar en momentos en que el país está viviendo una de las mayores sequías de su historia, principalmente a causa del cambio climático, dada la disminución del aporte del agua proveniente de las precipitaciones.
De ahí que avanzar en el uso de las aguas regeneradas implica una alternativa real tanto en calidad de agua como volumen, sobre todo para sectores con gran demanda del recurso como el agrícola. Y también para regiones como la de Valparaíso, que posee el 14,2% y el 11,2% de la superficie frutal y hortícola del país, respectivamente. Y a nivel de especies, cuenta con el 53,8% de la superficie nacional de paltos, cultivo de gran importancia a nivel regional y también uno de los mayores consumidores de agua.
En la propia región de Valparaíso el 64% de las aguas residuales son descargadas a través de emisarios submarinos, los cuales son un sistema de disposición final en el mar. Esto facilita el tratamiento natural por parte del medio marino, aprovechando su capacidad para asimilar y transformar las sustancias del efluente doméstico.